LA BIBLIA DE LOS LOCOS Capítulo 4º

PACTO DE DIOS CON NOÉ.”Dios dijo a Noé y a sus hijos: Sed fecundos, multiplicaos y llenad la tierra… Yo establezco mi pacto con vosotros, con vuestros descendientes… Solo una cosa no debéis comer, carne que tenga aún dentro su vida, esto es, su sangre. Yo pediré cuenta estrecha de la sangre de cada uno de vosotros; se la pediré a los animales y al hombre: a cada uno le pediré cuenta de la vida de su hermano… Este es mi pacto con vosotros: Ningún ser viviente volverá a ser exterminado por las aguas del diluvio, ni volverá a haber diluvio que arrase la tierra… El arco iris aparecerá en las nubes, y yo, al verlo, me acordaré de mi pacto perpetuo entre Dios y todos los seres vivientes de la tierra.”
Llenad la tierra, bueno, pues la tierra la hemos llenado. ¿Y ahora? No dejó dicho qué tenemos que hacer ahora, una vez la hemos llenado. También hemos vaciado de sangre unos cuantos bichos antes de comérnoslos. Una vez vaciados, a alguien se le ocurrió hacer morcillas, y no sé si con esto se ofende o no al Señor Dios, porque se come la sangre, pero no dentro del bicho. Otros nos los hemos comido con sangre y todo. Tampoco parece que tuviera el Señor Dios mucha fe en su propia memoria. Otros se hacen un nudo en el pañuelo para recordar algo importante, el Señor Dios crea el arco iris, y parece que este sí le quedó bien, que hasta hoy no ha necesitado retoque alguno. Tampoco es que el hombre haya demostrado tener mucha memoria, algunas cosas las recordamos mejor que otras. Lo de ser fecundos no se nos ha olvidado, lo demás no sé yo.
LOS HIJOS DE NOÉ.”Los hijos de Noé salidos del arca fueron Sem, Cam y Jafet. Noé fue agricultor y plantó una viña. Bebió su vino, se emborrachó y se quedó desnudo en el interior de la tienda. Cam, padre de Canaán, vio la desnudez de su padre y corrió afuera a decírselo a sus hermanos. Sem y Jafet tomaron un manto, se lo echaron sobre la espalda y, yendo hacia atrás vuelto el rostro, cubrieron, sin verla, la desnudez de su padre. Cuando Noé despertó de su borrachera, se enteró de lo que había hecho su hijo menor, y dijo: ¡Maldito sea Canaán! Sea el último de los esclavos de sus hermanos. Y añadió: ¡Bendito sea el Señor Dios de Sem! ¡Que Canaán sea su esclavo! ¡Haga Dios que se propague Jafet, que habite en la tienda de Sem y que Canaán sea su esclavo!
Nos hablan aquí de borrachera, la que se cogió el bueno de Noé. No es de extrañar, el acabar dándose a la bebida, después de vivir todo un diluvio y tener sobre tus espaldas la supervivencia de toditas las especies. Demasiada presión. De todos es conocido el lamentable estado en que uno se despierta después de una buena juerga, la resaca y el humor de perros. La de Noé debió ser una borrachera de tomo y lomo a juzgar por el humor con que se despertó. Después de beber sin sentido y bailar en pelotas por la tienda, se despierta como un energúmeno y no se le ocurre nada mejor que pagarlo con el tonto de Cam, que se fue con el cuento a sus hermanos. Dos chivatos como él, por lo visto, que entran en la tienda con un manto a las espaldas, yendo hacia atrás, vuelto el rostro para cubrir sin verla, la desnudez de su padre. Dos neuróticos, me parecen a mí, escandalizados de la desnudez de su propio padre. A cambio Noé los cubre de gloria y esclaviza al infeliz de Cam.
Según documentación que obra en mi poder, el consumo excesivo de alcohol puede producir episodios de priapismo y es posible que, tras los excesos de la víspera, amaneciera el bueno de Noé con la moral por todo lo alto, el arma en ristre, y que su hijo Cam, un poco estúpido, se fuera con el cuento a sus hermanos, pero resulta algo curioso tanto escándalo viniendo como vienen estos personajes de compartir ciento cincuenta días de encierro en el arca. Acaso allí, en el arca, con sus mujeres, miles de animales y muy poco sitio para intimidades, ¿No vivieron situaciones tanto y más comprometidas que esta? No parece que aquella dura experiencia les sirviera de mucho a juzgar por las tonterías en que aquí se ocupan.
¿Y este Noé es el que el Señor Dios escogió de entre todos los humanos para sobrevivir al diluvio? ¿Un hombre que le pega al vino y padece severos brotes de mal humor? Yo tenía entendido que era un tipo justo, integro y no sé cuántas cosas más. Eso sí, con un pronto que…
LOS PUEBLOS DE LA TIERRA. “Esta es la descendencia de los hijos de Noé.”
He aquí otra lista de hijos y nietos que fundan ciudades y naciones, y que parece ser, fueron el origen de los distintos pueblos que en el mundo han sido. He aquí un estupendo arsenal para aquellos que, teniendo un hijo, deseen colocarle un bonito nombre bíblico.
LA TORRE DE BABEL.”Toda la tierra hablaba una misma lengua y usaba las mismas palabras. Los hombres al emigrar de oriente, se encontraron una llanura en el país de Senaar y se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros: ¡Ea! Hagamos ladrillos y cozámoslos al fuego. Se sirvieron de los ladrillos en lugar de piedras, y de betún en lugar de argamasa. Luego dijeron: ¡Ea! Edifiquemos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue hasta el cielo. Hagámonos famosos y no andemos más dispersos por la tierra.”
Una misma lengua en toda la tierra. Todos a una colaborando. Parece que el diluvio cambió algo las cosas. Aunque ya entonces tenía el hombre ese desmesurado afán por conseguir la fama. Ese mismo afán que hoy es peste y plaga.
“El Señor descendió para ver la ciudad y la torre que los hombres estaban levantando, y dijo: He aquí que todos forman un solo pueblo y hablan una misma lengua, y este es solo el principio de sus empresas. Nada les impedirá llevar a cabo todo lo que se propongan. Pues bien, descendamos y confundamos su lenguaje para que no se entiendan los unos con los otros.”
Pues el que no entiende aquí nada soy yo. No hace demasiado tiempo veíamos al Señor Dios apesadumbrado por la maldad del hombre y sus disputas, porque la violencia reinaba sobre la tierra. Encolerizado abriendo las compuertas del cielo para poner fin a la barbarie. Ahora sin embargo, tampoco parece agradarle el que piensen como un solo pueblo, que hablen y se entiendan en una misma lengua. Así es que, para favorecer el prospero negocio de las academias de idiomas, confunde sus lenguas preparando un guirigay en el que llevamos cinco mil años. No me parecen a mí muy normales estos cambios de opinión. Tal vez la soledad del Señor Dios, el vivir solo acaba dando al individuo un carácter, unas costumbres y manías que no tienen fácil explicación para el resto, mucho menos en este caso. ¿Cómo podemos unos simples mortales entender las motivaciones y conductas de un Dios todo poderoso? Por eso yo ahora, en estos tiempos que vivimos, me pregunto si no será un error el camino que llevamos. Si este afán que tenemos por entendernos unos con otros y hacer del inglés un idioma universal no será causa de la ira del Señor Dios, si no nos acarreará otro de sus castigos. Yo, por si acaso, aviso.
LOS ASCENDIENTES DE ABRAHÁN, CON H INTERCALADA.
De nuevo el escribiente nos regala una buena lista de nombres y números para colocarnos en lo que el libro llama historia de los patriarcas, con Abrán como primer protagonista. Hasta aquí, hasta Abrán, todos éramos unos. Cristianos, judíos y musulmanes. Es a partir de aquí que la cosa se nos complicó.
VOCACIÓN DE ABRÁN, SIN H INTERCALADA.”El Señor dijo a Abrán: Sal de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre, y vete al país que yo te indicaré. Yo haré de ti un gran pueblo; te bendeciré y engrandeceré tu nombre. Tú serás una bendición… Por ti serán bendecidas todas las comunidades de la tierra… Abrán partió, como le había dicho el Señor, y Lot se fue con él. Tomó consigo a Saray, su mujer, y a Lot, su sobrino, con todas las cosas que poseía y los esclavos adquiridos en Jarán. Y se pusieron en camino hacia la tierra de Canaán.”
No sé qué pensaría de esto Teraj, padre de Abrán, pero estoy seguro de que hoy muchos padres agradecerían que el Señor Dios se llegara hasta sus hogares y dijera a sus hijos: “sal de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre”, y búscate un piso, que tienes cuarenta y tres años.
No sabemos qué es lo que pretende el Señor Dios sacando al pobre Abrán de su pacífica existencia para lanzarlo a un peregrinaje desbocado, que según dice este capítulo, desde Canaán se fue a Siquén, de Siquén al oriente de Betel, y de Betel partió en dirección a Negueb, haciendo ofrendas, levantando altares y siguiendo siempre las directrices de su Señor Dios. Vete allí, sube a la montaña, levanta un altar, bájate al río, vuelve atrás, mata un cordero, acércate al pozo, tira dos veces, retrocede a la casilla diecisiete. Se diría que el Señor Dios gusta de jugar a la oca. En fin, veamos a dónde nos lleva la historia de este Abrán al que el Señor Dios tiene en tan alta estima, que en un solo párrafo le ha dado más bendiciones a él que en todo lo anteriormente leído.
ABRÁN EN EGIPTO “Hubo un hambre en aquel país, y Abrán bajó a Egipto para estarse allí porque el hambre se había agravado en el país. Al llegar allí dijo a Saray, su mujer: Mira, tú eres una mujer muy hermosa. Tan pronto como te vean los egipcios, dirán: Es su mujer; a mí me matarán y a ti te dejarán con vida. Por favor, di que eres mi hermana, para que se me trate bien gracias a ti, y en atención a ti respeten mi vida…”
De lo anterior se deduce que los habitantes de Egipto, los egipcios, eran unas malas bestias que rezumaban lascivia por cada poro de su piel, incluido su Faraón que fue quien quiso quedarse con la supuesta “hermanita” de Abrán. O bien sufrían en aquel país una escasez de hembras asfixiante que hacía peligrar su futuro como nación, y por eso estaban dispuestos a cualquier cosa, incluido el homicidio, si así se procuraban una. Hoy día, a pesar de que el número de mujeres es muy superior al de hombres, sigue habiendo sin embargo infinidad de mentalidades egipcias que, no conformes con la que como mujer han elegido, están siempre dispuestos a quedarse con la de otro.
A cambio, Abrán recibió buen trato y un sustancioso capital entre ovejas, bueyes, asnos, siervos, siervas, camellos y asnas, así lo dice el libro.
“Pero el Señor castigó con grandes plagas al Faraón y a su casa por lo de Saray, la mujer de Abrán.”
El Faraón en cambio recibió todo tipo de plagas por pensar con los huevos.
Y es que ante el Señor Dios, Él sabrá por qué, hay asuntos en los que no sirve de nada alegar ignorancia.
“El Faraón mandó llamar a Abrán y le dijo: ¿Qué me has hecho? ¿Por qué me dijiste que era tu hermana, dando lugar a que yo la tomase por mujer? Ahí tienes a tu mujer, tómala y vete. Y el Faraón dio órdenes a sus hombres, que lo condujeran a la frontera, y con él a su mujer y todo cuanto poseía.
Algo fullero me está resultando a mí este Abrán, que no dice aquí si contestó algo a las razonables preguntas del Faraón. Seguramente andaría cabizbajo diciendo con la boca pequeña; verá usted señor Faraón, es que yo creí, que pensé, que me habían dicho, pero que fue sin querer oiga. Y se largó de Egipto pero sin devolver un céntimo del botín obtenido con el engaño. ¡Angelito!
Nunca se me habló a mí de la Biblia reflexionando o poniendo en tela de juicio los castigos y las plagas que recibe un Faraón ignorante de la verdad como consecuencia de las mentiras de un elegido. O explicando cómo es que un elegido del Señor Dios se enriquece haciendo pasar a su esposa por hermana, que casi roza el proxenetismo la cosa. Desde luego, cuando cuentas con el cariño y la preferencia del Señor Dios, todo tiene otro color.
REGRESO A PALESTINA “De Egipto Abrán subió al Negueb con su mujer, con todo cuanto poseía y con Lot. Abrán se había hecho muy rico en ganados, plata y oro… Lot, que acompañaba a Abrán, tenía también rebaños, ganados y tiendas. El país era insuficiente para poder estar los dos allí; tenían demasiados bienes para poder habitar juntos. Surgieron discordias entre los pastores de Abrán y los de Lot.”
Se fueron muertos de hambre y vuelven con tantos rebaños y ganancias que no caben en el mismo país. Surgieron discordias dice aquí. Si es que tanta abundancia en casa del pobre ya sabemos todos a lo que lleva. Antes, en la miseria, eran uña y carne, ahora la abundancia les causa problemas. Lo decía mi abuela: A la que nunca tuvo bragas, las costuras le hacen llagas.
“Abrán se estableció en la tierra de Canaán y Lot en las ciudades de la vega, llegando con sus tiendas hasta Sodoma. Los habitantes de Sodoma eran unos malvados y grandes pecadores contra el Señor.”
Lot que se nos va con sus pertenencias a la vega del Jordán hasta Sodoma, ciudad de malvados y pecadores, como no podía ser de otra manera con semejante nombre. Abrán mientras tanto…
“El Señor dijo a Abrán: Levántate, recorre el país a lo largo y lo ancho, porque a ti te lo voy a dar.”
Y Abrán contestaría: Señor Dios, que tenga usted en cuenta que es mucho ganado y hacienda lo que llevo conmigo, que salir a recorrer a lo ancho y a lo largo, así, solo por recorrer…Que yo ya tengo una edad.
Y aquí estamos otra vez con el jueguecito de la oca. También tiene sus desventajas lo de ser elegido por el Señor Dios. Es que no para quieto este Abrán.
BATALLA DE LOS CUATRO REYES.
Se habla aquí de cuatro reyes, aunque en el relato aparecen más de una docena de reales majestades, que es costumbre en este libro el dar más nombres y datos de los que se pueden asimilar. Los cuatro del enunciado, parece ser que un poco artos de lo que fuese, formaron equipo y decidieron dar un repasito por el valle y sus aledaños, repartiendo estopa a la diestra y a la siniestra, algo muy común entre aquellos pueblos antiguos, que no conocieron otro ocio que procrear y viceversa, por compensar, digo yo, y evitar así un excesivo aumento demográfico en la zona. La cosa les fue bien porque les dieron para el pelo a los reyes de Sodoma y Gomorra, ciudades infestadas de pecadores contra el Señor. Pero cometieron un error. Se llevaron prisionero a Lot, sobrino y compinche de Abrán. Y eso si que no, que Abrán es el ojito derecho del Señor Dios. Cuando la noticia llegó a oídos de Abrán, éste, con ese temperamento que caracteriza a los personajes de este libro y que yo supongo sea hereditario, preparó un ejército con trescientos dieciocho valientes y, con nocturnidad y rapidez, devolvió las cosas a su sitio y a su sobrino a casa. Los reyes de Sodoma y Gomorra, naturalmente, quedaron muy agradecidos y el de Sodoma le dijo así:
”Bendito seas, Abrán del Dios altísimo, que creó el cielo y la tierra, y bendito sea el Dios altísimo, que ha puesto en tus manos a tus enemigos. Devuélveme las personas y toma para ti los bienes. Abrán le respondió: Juro mano en alto, al Señor que creó el cielo y la tierra: Yo no tomaré nada de lo que es tuyo, ni tan siquiera un hilo, ni una correa de tu zapato. Así no podrás decir. Yo he enriquecido a Abrán. Para mí nada.”
Y se quedó tan ancho el amigo Abrán. No sé qué opinará el Faraón de Egipto de esta repentina nobleza que inunda el corazón de Abrán, que no quiere ovejas, ni camellos, ni siervos, ni nada de lo que con tanta alegría se llevó de Egipto hace dos capítulos.
¿Y los cuatro reyes? A lo mejor después de meter en cintura a los de Sodoma y Gomorra, pecadores impenitentes contra el Señor, se esperaban que el Señor Dios se lo tuviera en cuenta, pero no, el Señor Dios está con Abrán.
PACTO DEL SEÑOR CON ABRÁN.”No temas, Abrán, yo soy tu escudo. Tu recompensa será muy grande.”
¿Todavía más grande? Hay que ver el cariño que le tiene el Señor Dios a este hombre.
“Abrán respondió: Señor Dios, ¿Qué me vas a dar? Yo estoy ya para morir sin hijos, y el heredero de mi casa será ese Eliécer de Damasco. No me has dado descendencia, y uno de mis criados será mi heredero. Entonces el Señor le dirigió la palabra y le dijo: No, no será ese tu heredero, si no uno salido de tus entrañas…Aquel día el Señor hizo un pacto con Abrán en estos términos: A tu descendencia doy esta tierra, desde el torrente de Egipto hasta el gran río, el Éufrates.”
De pacto se nos habla aquí. Entre el Señor Dios que todo lo puede, y Abrán, que todo se lo cree, ya viejo y sin herederos. Y habiendo en la tierra cientos de jóvenes sanos, en edad de procrear sin necesidad de milagros, el Señor Dios, que gusta de mostrar su inmenso poder, escoge a este par de ancianos para realizar su pacto y dar a su descendencia la tierra que va desde el torrente de Egipto hasta el gran río Éufrates. Y los que, hasta entonces, vivieran en tan lindo lugar no le importan a nadie y seguramente tendrán otra versión de este milagroso pacto. Milagroso por tratarse de dar descendencia a un anciano que tiene por mujer a Saray, una hembra estéril. Porque Saray era estéril. Vaya, que cosa, en una mujer tenía que estar el fallo.
NACIMIENTO DE ISMAEL. “Saray, la mujer de Abrán, no le había dado hijos, pero ella tenía una esclava egipcia llamada Agar…Saray tomó a Agar, su esclava egipcia y se la dio por mujer a Abrán, su marido. Abrán tuvo relaciones con Agar, la cual concibió; y cuando se vio encinta, miraba con desprecio a su señora…Yo puse a mi esclava entre tus brazos, y ella, al verse embarazada, me mira con desprecio ¡Que el Señor juzgue entre nosotros! Abrán respondió a Saray: Mira, tu esclava está en tus manos; haz con ella lo que mejor te parezca. Saray la maltrató y ella se escapó.”
Creo que el verdadero milagro está en la generosa conducta de Saray que, viendo peligrar la realización del milagro, no dudó en ceder su lugar en el lecho conyugal a su esclava egipcia. A todo esto, Abrán ni palabra, que no es de buena educación rechazar regalos y menos si la voluntad del Señor Dios anda por medio. ¡Ojo! Que Abrán está cumpliendo la voluntad de su Dios y su parte en el pacto, nada que ver con la conducta de un viejo verde y lascivo que gusta de retozar con jovencitas extranjeras de carnes prietas y firmes. Esto, en un patriarca, no cabe. Fue un acto puro de inseminación, limpio y noble, en el que para nada se dio lugar a la intervención de Satanás.
Todos sabemos ya que, a pesar de los planes que el Señor dispone, las mujeres improvisan sobre la marcha los suyos propios según sus sensaciones y arrebatos, y esto no parece que estuviera así previsto en las especificaciones de fabricación, más bien parece que la mujer, por su cuenta y riesgo, las ha ido desarrollando, practicando y mejorando a lo largo de la historia. Por otra parte el amigo Abrán, fiel a su muy particular filosofía, se escabulle del asunto permitiendo que Saray maltrate a su esclava. ¿Y la semilla que amorosamente depositó en el vientre de la obediente esclava? ¿Y si por culpa de un mal golpe se malogra el embarazo? ¿Y si sufriera malformaciones el feto? ¿Y si naciese el niño idiota? Que no sería extraño teniendo el padre que tiene.
Es natural que más tarde, cuando Agar dio a luz a Ismael, el Señor Dios dijera de él:
“Será un potro salvaje; su mano será contra todos y la de todos contra él. Vivirá en contra de todos sus hermanos.”
Lo que me temía
EL PACTO Y LA CIRCUNCISIÓN.”No te llamarás Abrán, sino Abrahán, porque yo te constituyo padre de una multitud…Este es el pacto que guardareis entre yo y vosotros, y tu descendencia después de ti: Todos los varones serán circuncidados. Circuncidareis vuestro prepucio, y esta será la señal del pacto entre yo y vosotros… Saray, tu mujer, no se llamará más Saray; su nombre será Sara. Yo la bendeciré y te haré tener de ella un hijo. Yo la bendeciré, y de ella nacerán pueblos y saldrán reyes. Abrahán cayó rostro en tierra y se puso a reír diciéndose a sí mismo: ¿A un hombre de cien años le podrá nacer un hijo, y Sara a los noventa años podrá ser madre?”
Eso mismo me preguntaba yo y también a mí me da la risa. Sin embargo la risa importante aquí es la que le da a Abrahán. Que aquí no se había reído nadie, y menos de una ocurrencia del Señor Dios. Que, en un repente, te borra esa risa de la cara con un fogonazo de azufre y adiós patriarca.
Por si acaso la vida podía resultar monótona en aquellos tiempos, ya el Señor Dios se encarga de improvisar pactos y sellarlos de manera rocambolesca. Lo primero a cambiarse el nombre para que suenen más bíblicos y menos gallegos. Además, después del enorme disgusto que tuvimos con las esclava egipcia, que a punto estuvo de costarnos la separación de un matrimonio ya mayor, ahora resulta que si el Señor quiere, puede obrar el milagro y darle un hijo a Sara, anciana estéril. ¡Qué bárbaro!
Esto es un pacto y hay que sellarlo. ¿Cómo? Cortándose una rodajita de la piel que recubre el glande. ¿Pero a quién se le ocurre? ¿Es que no había otro sitio de dónde cortar? ¡Hombre, por favor!
Al Señor Dios, al parecer, solo le interesa pactar y reconocer a los varones del pueblo elegido. De las hembras ni palabra. Estas es indiferente de que pueblo sean. Son hembras, concebidas y dispuestas para albergar en su vientre la semilla del varón y punto. No sé si esto pudiera ser privilegio porque todas son tenidas por elegidas, sean del pueblo que sean, o desprecio porque, sean del pueblo que sean, sirven para procrear y hacer tortas de pan. A mí me huele a lo segundo.
En este caso concreto/ beneficio han obtenido/ de esta ambigua condición/ pues no quiero imaginar/ de dónde habría que cortar/ conociendo al Señor Dios.
Sin embargo y a pesar de todos estos detalles que, en este libro, apuntan hacia los varones como favoritos, el hijo del que han de nacer reyes y pueblos, que el Señor Dios prometió a Abrán, ése, tiene que nacer de Sara. Es decir, que el Señor Dios quiere la perpetuación por línea materna. Los hijos engendrados por esclavas gustosamente cedidas, y yo supongo que gustosamente aceptadas (Gustosamente= Con gusto), esos no sirven. No importa si la hembra en cuestión tiene noventa años. Los milagros están para hacerse.
Ya sé que eran entonces otros tiempos y que otro, más instruido que yo, analizaría el libro con una cierta perspectiva. Perspectiva que los entendidos y doctores usan cuando les conviene y les viene bien y olvidan cuando les parece peor. Si se habla de un Dios todopoderoso, todo sabiduría y amor, el paso del tiempo no es disculpa. O se es, o no se es, mi querido Señor Dios.
No sabría decir desde que párrafo o capítulo pero algo está cambiando en este libro. Me da la sensación de que este Señor Dios se nos está transformando, está evolucionando, sus planteamientos se me empiezan a parecer sospechosamente a los planteamientos humanos. Sus reacciones, sus expectativas y hasta sus objetivos empiezan a resultarme familiares. No sé, creo que está perdiendo ese halo de divino creador en favor de los intereses a los que se debe el escribiente. A mí, este Señor Dios, la verdad, no me gusta un pelo. Así es que, en adelante, haré menos por transcribir literalmente lo que en este libro figura, y que cualquiera puede leer adquiriendo un ejemplar de los muchos que hay a la venta, y más por relatarlo según mi criterio y entendimiento.
Sigamos pues.
LA APARICIÓN EN MAMBRÉ.”El Señor se apareció a Abrahán junto al encinar de Mambré, cuando estaba sentado ante su tienda en pleno calor del día. Alzó los ojos y vio a tres hombres de pie delante de él.”
Mambré es el nombre de un encinar donde Abrahán plantó su tienda, y allí se presentó el Señor Dios con otros dos amigos cuando más apretaba el calor. Y no quiero decir con esto que por hacer tantísimo calor, la aparición fuese fruto de las alucinaciones del hirviente cerebro de Abrahán. Abrahán se mostró hospitalario y muy atento con los visitantes y estos le recordaron su pacto y la intención de convertir a Sara en la madre más anciana de la humanidad. Ante semejante idea, a Sara, que amablemente preparaba tortas de pan, se le escapó la risa por entre los dos dientes que le quedaban y, aunque más tarde lo negó, Dios, que todo lo ve y todo lo oye, le dijo:”Si, tú te has reído.” Y parece cosa sin importancia pero en lo que llevo de Biblia, llantos, iras, odios, pecados y castigos los que quieras, pero risas ni una. Solo este matrimonio de ancianos parece verle la gracia al asunto este del pacto. El Señor Dios se largó con sus dos acompañantes en dirección a Sodoma, a poner las cosas en su sitio. Abrahán, que para las trifulcas tiene un sexto sentido, se largó con ellos, a repartir estopa. Todavía no hemos olvidado el diluvio y ya el Señor Dios tiene que volver a tomar medidas drásticas. Todas las creaciones del Señor Dios sobre la tierra pueden tenerse por maravillas, a excepción del hombre, el hombre no. Con el hombre el Señor Dios no acierta. Yo puedo ser un ignorante, prueba de que la perfección con la que nos creó no alcanzó a todos, pero aún desde esa ignorancia, puedo verlo. Con el hombre, el Señor Dios no acierta.
ABRAHÁN INTERCEDE POR SODOMA.”EL Señor dijo: Las quejas contra Sodoma y Gomorra son muy grandes, y su pecado, muy grave. Voy a bajar a ver si realmente han obrado o no según las quejas que han llegado hasta mí; lo voy a comprobar.”
Parece ser que por entonces el Señor Dios todavía estaba interesado en el mantenimiento de su obra. No se dice aquí cómo ni por qué cauces llegaron las quejas a sus divinos oídos, ni se da nombres de los chivatos. No se puede hoy decir lo mismo, que en los últimos dos mil años no se le ha vuelto a ver por el sitio, cosa que, por otra parte, es de agradecer, porque no quiero pensar siquiera en las dimensiones del castigo que nos estaremos mereciendo. Si para los tiempos de Noé ya correspondía un diluvio, a estas alturas no creo que podamos redimirnos con toda la galaxia en llamas. El Señor Dios va a aniquilar estas ciudades porque es muy grande la degeneración alcanzada en ellas por el ser humano, pero si tenemos en cuenta que el primero de los humanos, Caín, despachó a las primeras de cambio a su hermano Abel, no me parece tanta la degeneración.
Abrahán, el consentido del Señor Dios, abusando de la debilidad que por él sentía el creador se puso realmente pesado con salvar a Sodoma de la destrucción. Yo supongo que sería porque su sobrino Lot vivía allí, como ya sabemos. Pero el Señor Dios no encontró ni siquiera diez hombres justos por los que perdonar a la ciudad.
RECORDATORIO – Todos los comentarios de esta obra están hechos desde la ignorancia.